martes, 21 de mayo de 2019

Tu elijes Grisón 4


Grisón se despertó a las seis de la tarde del día siguiente completamente descansado, se sentía extraño pero lo achaco a las horas extras de sueño y a la deshidratante, se aseo por completo y con parte del fajo de billetes en la cartera se fue a la calle para comprarse algo de ropa nueva y mas comida.
Al salir de la habitación del motel se extraño al observar que se estaba haciendo de noche de nuevo por lo cual se precipito en ir a buscar las cosas que necesitaba, seguía sintiéndose extraño pero no le dio importancia acelero el paso hasta llegar a la tienda de ropa mas cercana donde, soportando las miradas de asco y repulsión de las cajeras, se compro un par de pantalones largos de color negro y azul marino, tres camisetas de manga larga con diferentes estampados, un suéter a rallas rojas y beis, un jersey con un simpático dibujo de un perro bordado y un par de tenis blancos, no conjuntaba mucho pero al menos estaban enteras y era ropa cálida, pago con los billetes que llevaba en la cartera ante la sorpresa de los trabajadores de la tienda, Grisón se sorprendió al descubrir que le sobrara bastante dinero ya que se había llevado unos cuantos billetes sin fijarse mucho en el numero exacto del dinero que llevaba.
De vuelta a casa Grisón noto que unos chicos jóvenes le seguían mientras uno de ellos hablaba algo que no pudo entender. Comenzó a acelerar el paso preocupado por que le quisieran robar, pero le seguían el ritmo, un señor de cincuenta y tres años no podía ir mas rápido que un grupo de veinteañeros, asustado cruzo por varias callejuelas y caminos en un intento de despistarlos pero cada vez que se daba la vuelta hay estaban detrás de el siguiéndole, estaba a pocas calles de su casa cuando un hombre que aparentaba treinta años le sorprendió agarrándole los brazos, lo ultimo que escucho fueron los gritos eufóricos de sus perseguidores y el golpe seco de algo contra su cabeza.
Despertó en un zulo atado a una silla de pies y manos, confuso y dolorido por el golpe que le habían dado en la cabeza, no podía ser real los narcotraficantes le habían encontrado, Grisón podía oírlos dando voces alterados por el dinero, peleando por quien tenia que hacer guardia ese día y como no se dieran cuenta antes, Grisón intentaba con todas las fuerzas que le quedaban zafarse de las ataduras de las manos para poder así escapar pero era imposible.
Uno de los traficantes se entero de lo que el prisionero intentaba hacer y comenzó a golpearlo brutalmente, ya que no podrían recuperar el dinero al menos el no podría disfrutarlo, continuo hasta que el jefe le separo, el suelo estaba lleno de sangre y un par de dientes, viendo el maltrecho estado físico del prisionero el líder de los traficantes saco una pistola y disparo contra el chico que anteriormente le había dado la paliza a Grisón, el joven cayo muerto al suelo dejando un reguero de sangre en la pared que tenia detrás y un charco aun mayor en el suelo, sus compañeros lo cogieron al peso y lo tiraron por la ventana.
Lo siguiente que noto Grisón fue la pistola aun caliente presionando su cráneo, este era su fin pensó, cerro los ojos y se preparó “pum”.
Grisón se levanto de un salto de la cama, eran las nueve de la mañana, todo, absolutamente todo había sido una pesadilla, respiro tranquilo se levanto y se encabezo al baño para darse una larga ducha caliente, después de ducharse, afeitarse y tomar otra de las latas de desayuno, cogió quinientos euros del fajo se los metió en la cartera y salio a la calle.
Es un nuevo día uno real, se dijo a si mismo.

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