martes, 21 de febrero de 2017

Los juguetes de Luis capitulo 10

 CAPº 10
          La sombra siguió adentrándose en la oscuridad hasta, hasta que la única luz que Sara conseguía avistar era un resplandor rojizo proveniente de la sombra, justo donde deberían estar sus ojos, un intenso y penetrante color rojo sangre.
 Sara se empezó a asustar, nunca se había fijado en esos deslumbrantes ojos, los cuales ahora ya no veía pero no podía dejar de pensar en ellos, se dio cuenta de que le gustaban. Le producían una sensación de calor y miedo al mismo tiempo difícil de describir y mas difícil aun de abandonar.
Salio corriendo de su habitación intentando perseguir a la sombra que se manifestaba intermitente-mente, deseando que así de unas forma u otra le revelara el paradero de su hermano.
Fue buscando por todos los pasillos, recorriendo todas las habitación, una antigua casa del siglo XIX, corrió y corrió gritando el nombre de Luis sin recibir respuesta alguna del chico.
La angustia y el miedo subían por su espalda provocando le escalofríos, el miedo, siempre presente en su cuerpo  intensificándose o debilitándose con cada paso, cada palabra, cada acto.
Decidida salio de la casa para registrar los alrededores, se adentro demasiado en el bosque acercándose a la choza donde su hermano había estado solo hace unos minutos, sin darse cuenta de que el fuerte viento hacia bailar las diversas ramas de los arboles, haciendo que estos perecieran cobrar vida propia y arrebatar contra todo lo que se acercaba, Sara estaba atrapada no podía salir del bosque, las ramas mas bajas se lo impedían y solo corrió al darse cuenta de su fatal error.
Los arboles se agitaban con fuerza lanzando piñas, ramas secas y hojas en todas direcciones, sin mucho mas que hacer Sara corrió hasta la choza en un intento de protegerse de los elementos,
El viento si intensificaba cada vez rugía con mas fuerza, un árbol viejo y seco situado detrás de la cabaña empezó a crujir, y caer, al darse cuenta la muchacha salio rápidamente  al mismo tiempo que el conjunto de madera rota y hojas que era ahora ese árbol caria encima de la cabaña dejando la totalmente aplastada.
Al salir Sara tropezó con tanta fatalidad que aterrizo con la cabeza en una roca del suelo, abriéndose una brecha en la cabeza y dejando un charco de sangre a su alrededor, en ese instante dejo de escuchar la ira del viento, interrumpido por el latido de, cada vez mas apagado, corazón.
Justo antes de morir, Sara pudo ver que tres sombras se acercaban a ella, al mismo tiempo que perdían su condición de sombras y lograba deslumbrar tres cuerpos, el primero tenia los ojos que tanto le habían llamado la atención a la joven, los ojos rojos pertenecientes a un hombre de estatura media vestido con un traje y un reloj de bolsillo sobresaliendo de chaleco, que guardaba un cierto parecido con una foto guardada en una caja en el sótano, del primer dueño de la casa, desaparecido hace mas de cincuenta años.
A su derecha unos ojos dorados cual oro puro pertenecientes a una mujer joven, no mas mayor que Sara, vestida con una toga decorada con lujosos adornos de plata y oro, unas ropas clásicas de la era romana, que seguían en perfecto estado sobre el cuerpo de la mujer aunque hubiese pasado tanto tiempo.
Entre ambos se situaba una figura de fuego puro y bailante, el cual se torno en una cuerpo demoníaco, mas oscuro que la noche sin luna,un cuerpo asexuado con los ojos blancos, pertenecientes a un ser que de ser humano no pasaría de los dieciocho años.
Sara exhalo su ultimo aliento de vida a la vez que su sangre teñía la antes blanca nieve.
Los tres cuerpos se dieron la vuelta y desaparecieron dejando el cuerpo de la joven allí tirado, sin vida.




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